lunes, 10 de noviembre de 2014

Conclusión


Mi punto de vista es que el problema de la enajenación, en cualquiera de sus formas, es algo malo porque nos hace perder el verdadero sentido de nosotros al hacernos diferentes a lo que ya somos. Puesto que si actuamos conforme a lo que nos enajene o controle de alguna manera entonces no seriamos capaces de ser más que una cosa, un mero objeto. Si creamos y veneramos un símbolo, sea el dinero o cualquier otro perdemos nuestra esencia de seres humanos.

No debemos pues caer en un mundo lleno de engaño y esclavitud, para contrarrestar esto con la apropiación  de lo que somos o queremos ser, para así no convertirnos en productos de consumo. Ya que a causa de la enajenación los seres humanos nos sometemos a fuerzas hostiles, que no son, sin embargo, más que el producto de su actividad, pero se han vuelto contra ellos y las arrastran hacia destinos inhumanos, crisis, guerras y convulsiones de toda clase.

El hombre actual esta alienado, porque no es el mismo y se encuentra deshumanizado, es decir, que es despojado de su humanidad porque se considera como un objeto y no como un sujeto o sea se trata al hombre como una cosa y no como persona.



Por ejemplo en cuanto al dinero el hombre se vuelve doblegado ante él y se vuelve otro ser diferente, ya que cambia su forma de ser, pensar, actuar rindiéndose a los pies de lo que el mismo ha creado.
En la sociedad contemporánea la mayoría de personas están alienadas al trabajo, dinero, tecnología, moda o religión, sumergiendo al hombre en un círculo vicioso lleno de placer que lo lleva al engaño y la esclavitud. 

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