“En
la enajenación religiosa, ya no es Dios quien crea a los hombres a su imagen y
semejanza, como cita Ludwig Feuerbach, sino que son los hombres quienes crean
la divinidad a su imagen”. Pero una vez creada y venerada la imagen de un Dios
omnipotente, el hombre se somete a, él y al hacerlo se esclaviza y deja de
actuar como hombre.
“la
religión manifiesta Marx, es el suspiro de la criatura agobiada, el estado de
alma de un mundo desalmado, porque es el espíritu de los estados de alma
carentes de espíritu. La religión es el opio del pueblo”.
Marx expone que la religión es alienación porque adormece el
espíritu revolucionario del hombre y lo obliga a creer en un ser que no existe
(Dios) y actuar según ese Dios dejando de vivir como el cree.
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